Relato y vivencia de Sole Ubuntu. “Todo comenzó hace unos años, cuando conecté con un sentir que no podía poner en palabras, un amor profundo, que tiempo más tarde identifiqué como el llamado de mi alma, a nada más y nada menos que ser mamá.
Vale decir que hoy tengo 42 años.
Y que nunca lo había sentido, jamás tuve preguntas ni me conecté con esa parte de mi ser, que habita en mí, que tiene nido en mi útero y está entrelazado a mi corazón.
En aquel inicio, mi búsqueda comenzó para gestar un bebé siendo sólo yo, eligiendo ser mamá soltera bajo un esquema de familia monoparental, con ese sentimiento tan inexplicable pero que se abría paso desde adentro como si fueran una catarata que iba pasando por todos mis rincones.
Recorrer lugares, leer, conectar con ese llamado, visitar infinidad de médicos para tomar la mejor opción a mi alcance, compartirlo con mi entorno más cercano, algunos miedos, muy pocas certezas, mucha alegría, planificación y el inicio de un viaje de mi ser.
Con el tiempo, se fue dilatando el comienzo de los tratamientos para concebir por temas de trabajo y organización, pero con el corazón y la voluntad puesta en acción para la llegada de esa alma que ya se sentía.
Durante ese tiempo, de modo inesperado y como suceden las cosas que están destinadas a suceder, la vida nos cruzó con Seba, con quien conectamos, y coincidimos en este sentir de ser padres y del para qué traer hijos a este mundo.
Se trataba de poder contribuir desde el ser, en conjunto hacia la humanidad y en servicio a la vida, con algo que pongo en palabras como dar lugar a la llegada de estas nuevas vidas como nuevas semillas de humanidad, con mucha humildad, pero con mucho convencimiento.
Algunos términos que rondaban ese sentir tenían que ver con propósito, con integración de la energía femenina y la masculina en nosotros, con vida, con amor, con trascendencia, y con ese más grande que según cada teoría tiene nombres diferentes, para algunos, dios, para otros la gran alma, para otro universo.
Todo tiene su plan, estamos maravillosamente interconectados en pos de eso, cada alma tiene su plan y así vamos formando parte de un entramado, que, si logramos escuchar el llamado, nos lleva a los lugares adecuados, con las personas adecuadas, en los momentos adecuados para nuestra propia evolución.
Y todo eso sucede más allá del tiempo humano plasmado en un calendario gregoriano, o del los patrones o mandatos socioculturales, sucede en otro plano y de acuerdo al plan.
En este recorrido de abrir camino para la llegada de Pipi (como le digo desde el inicio de este proceso con mucho amor), nos dimos con infinidad de médicos que decían que los valores para concebir de modo natural no estaban a nuestro favor.
Algunas de las cosas que me tocaron escuchar “sos una mama vieja”, “tu capacidad de concebir no está probada”, “ni pierdas tiempo intentando”, “tenés el 1% de concebir por vía natural dados tus números (41 años- 0,21 de hormona antimulleriana- 2 folículos antrales por ovario).
Más sentía que no tenía que quedarme con eso.
Pero como creo bastante en la energía, de que como es adentro es afuera, me abrí a recibir las conexiones para esto.
Así, entre tantas cosas sorprendentes que fueron pasando, di con Pao, quien con su amoroso acompañar, su aplomada sabiduría y su generosa entrega, fui transitando un recorrido muy desde lo interno, de lo femenino, del útero, del maternar, del nutrir, y del reconocimiento de algo maravilloso que tenemos disponible todas las mujeres, seamos madres o no, y es la capacidad de crear, de dar vida, de ese fuego que es nuestro propio poder personal.
Desde ese espacio de poder interior, y con la guía de Pao y de algunas otras bellas almas que de diferentes maneras me fueron facilitando este transitar, me posicioné para estar disponible para la llegada de mi bebe.
Trabajé con diferentes disciplinas y enfoques: rito del útero, encuentros de mujeres, sesiones de barras, sanaciones, constelaciones, meditaciones, alimentación y lo médico del otro lado por supuesto.
Incluso di con una médica, la última que me atendió, que fue la única que conectó desde su humanidad en esto, y quien me dio cierta templanza de cómo seguir diferente, que el resto.
Hubo miedos que aparecieron, algunos nuevos y otros viejos, algunos propios, y otros de mi sistema, pero iba caminando desde un entendimiento que no era de la mente, y con esa esperanza y también incertidumbre, me entregué.
Por Mayo de este año, llegó un momento del proceso que sentí que ya había hecho todo lo que estaba a mi alcance, y estaba dejando de disfrutarlo.
Gran cosa el conectar con el disfrute y la posibilidad, de la mano de la conciencia.
Así decidí dejar paso a lo que debiera suceder, y puse en stand by algunas cosas que venía haciendo, otras dejé de hacerlas y otras cambiaron su dinámica por completo.
Decidí relajarme y soltar.
Junio, volvía de viaje por trabajo, me había sentido un poco rara.
Tenía un atraso de 1 semana.
Mi compañero me decía que hiciéramos un test de embarazo, más había hecho tantos antes que habían dado negativo, que en cierta forma me resistía a pasar de nuevo por esa situación, dudé de hacerlo, prefería esperar a ver cómo seguía la cosa.
En definitiva, un sábado por la tarde, luego de unos mates en un parque, decidí que sí, e hicimos el test y dio positivo, ¡el primero de tantos!
Sensaciones de que el corazón me explotaba de felicidad, mezcladas con llanto de alegría.
Indescriptible.
Al momento que escribo esto, tengo 42 años y me encuentro transitando del 3 al 4 mes de embarazo, en la espera para recibir a Pipi.
Me siento agradecida y bendecida, con mis fuerzas renovadas en servicio a la vida.
Quise compartir mi historia justo por eso, porque soy una persona común, como tantas, en la búsqueda de ser mejor humana, que vive la dualidad que nos toca a todos vivir cuando bajamos a este planeta, y que desde esa experiencia vital les quiero dejar este mensaje de que el poder reside en cada uno de nosotros, porque estamos conectados con eso superior, porque todos somos una parte de eso y tenemos nuestra propia magia.
Lejos de romantizar lo que significa evolucionar, es un proceso que demanda responsabilidad, voluntad y amor, y en el cual se nos aparecen otros humanos y sentires humanos como el desconcierto, la tristeza, el miedo, el enojo.
Entonces, convidarles un poquito de lo que me tocó vivir con este intenso y desafiante proceso de concebir, que me invitó a cambiar, a integrar, a cuestionar, a elegir, a buscar, a conectar, a fluir, y que, como consecuencia del mismo, hoy en proceso, se encuentra floreciendo una nueva yo y una nueva vida en mí!
Me despido con esta frase de mi autoría, que es bandera día a día. “Donde quiera que vayamos seamos semilla”.
¡Gracias Pao por ser puente y por el amor en tu hacer que contagia!
Abrazo desde el alma,
Sole Ubuntu.
Si este testimonio resonó en vos y sentís el llamado a conectar con tu energía creadora, honrar tu útero y abrazar el poder de tu linaje, te invito a ser parte de Útero Corazón©. Un espacio profundo y transformador donde, a través de la Gestalt y la Medicina Energética, recorreremos juntas un camino de sanación, liberación y renacimiento. Porque todas llevamos dentro la fuerza de la vida y el amor que nos habita.